EVENTO FINALIZADO

VAGOS Y MALEANTES

Es difícil precisar cuándo surgió lo que ahora llamamos homofobia. Pero sabemos que, en las culturas engendradas o influenciadas por las religiones abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islamismo), es en las dudosas traducciones del “Libro Sagrado” (Torá, Biblia, Corán) donde encontramos el germen de este mal. , lo que, a su vez, es la prueba misma de que las que hoy llamamos “homosexualidades” son tan antiguas como la humanidad misma.

Sin embargo, la semilla del mal que es la homofobia arraigó y no solo sobrevivió a la secularización de Occidente, sino que germinó en las esferas de la ciencia y el derecho modernos. De pecadores, los homosexuales -y, por extensión, todos los disidentes de la sexualidad con fines reproductivos- fueron convertidos en delincuentes y/o pacientes. Dejaron de arder en “hogueras sagradas” para ser sometidos a macabros experimentos “científicos” en campos de concentración o condenados a trabajos forzados o fusilados tras “revoluciones”. Son al menos dos milenios de persistencia de un mal que, por un lado, nos arruina física y psicológicamente, y, por otro, nos constituye en una comunidad de parias; en el que y del que, inesperada y contradictoriamente, nacen la vergüenza y el orgullo; autodesprecio y empatía; culpa y goce liberador; capitulación y resistencia política. La lucha de los activistas comunitarios hoy llamada “LTGBQIAP+” (acrónimo que expresa más división que comunión) es la lucha contra este mal de afuera y de adentro.

En este sentido, nuestra exposición colectiva de artes visuales - VAGOS Y MALEANTES - busca expresar a través de diferentes imágenes, instalaciones, dibujos y pinturas los términos de esta lucha histórica contra un mal que nos somete, en los dos sentidos de la palabra.

“Vagos y maleantes” fue el nombre de la ley a través de la cual la dictadura franquista trató la homosexualidad y otras expresiones de disidencia sexual. Reflexionar sobre los impactos de esta ley en nuestra comunidad y nuestras subjetividades es algo que llama de urgencia, más cuando este mal milenario se convierte en la vox actual del populismo religioso reaccionario. Jean Wyllys